El karate es un arte marcial originario de Japón, su nombre significa “Camino de la mano vacía”, y su práctica, lo que busca, es el dominio de técnicas de autodefensa.
Su principal filosofía nos enseña que, en el Karate, no hay ataque intencional, solo defensa (Karate ni senté nashi), considerándose así, como un medio para la evolución personal, física y mental.
La práctica del Karate en el niño permite que éste ejercite la concentración, creando hábitos que le ayudan en sus estudios y en el trabajo. Su práctica también genera el respeto y la educación: el niño se vuelve más comprensivo con respecto a los demás, crea actitudes positivas frente a la sociedad, y le da seguridad.
Su práctica también le ayuda a mantenerse en forma, proporciona a su cuerpo flexibilidad, mejora su estado físico, sus reflejos y su motricidad, favoreciendo así, su desarrollo.
La actividad escolar se ve muy mejorada con la práctica de este deporte ya que, la concentración que necesitan los ejercicios de Karate, ayudan al niño a concentrar su atención y a enfocarse en sus estudios.
Gracias a la filosofía del Karate, sus practicantes siempre son personas educadas, respetuosas y amables. Así pues, es fácil deducir que el Karate es uno de los deportes más completos que existen, ya que educa íntegralmente a la persona, en todos sus aspectos externos e internos.
DESARROLLO FÍSICO Y PSICOMOTOR
Flexibilidad: Se adquiere y se desarrolla con ejercicios específicos.
Tono muscular: la práctica de una actividad deportiva reforzará su musculatura.
Equilibrio: es indispensable desarrollar y practicar para poder realizar las técnicas de patadas.
En el aspecto psicomotor, que implica al mismo tiempo aspectos físicos y psicológicos, el Karate desarrolla en el niño competencias indispensables, como:
Coordinación: se desarrolla en el aprendizaje de las técnicas, los desplazamientos y las distintas posiciones.
Percepción de su esquema corporal: permite al niño sentir mejor su cuerpo. Para poder actuar o reaccionar rápidamente con el puño o la pierna, tiene que dominar su cuerpo y su posición.
Lateralidad: el Karate contribuye fuertemente a acelerar el reconocimiento de la derecha y la izquierda. Esta aptitud es importante en los aprendizajes de lectura y escritura.
Memoria intelectual, motriz y de las sensaciones se favorecen al expresar, en japonés, el nombre de las técnicas, y su desarrollo.
DESARROLLO DE COMPETENCIAS COGNITIVAS
En el aspecto cognitivo, en las relaciones físicas y psicológicas del niño con su entorno, la práctica del Karate le ayuda a desarrollar importantes competencias, como:
• Control de las acciones. El niño aprende a manejar mejor su cuerpo en la acción, y así puede expresarse plenamente y con seguridad con sus compañeros.
• Control de las emociones. La práctica ritualizada del Karate, con los saludos y situaciones definidas, llevan al niño a enfrentarse a sus emociones y controlarlas progresivamente.
• Respeto por uno mismo y hacia los demás. La socialización y el trabajo en equipo son valores que se aprenden con la práctica del Karate.
• Respeto hacia los demás. En el control de movimientos para no lesionar; respeto por los lugares y las tradiciones con los rituales de saludo y despedida (reverencia); las cintas y su significado; un grado mayor sirve de ejemplo para un grado inferior.
• Respeto a las reglas. Las reglas no son obligaciones impuestas, sino guías con un sentido y una utilidad individual y colectiva.
• Sentido de la estética. El niño toma conciencia corporal mediante la práctica de katas, donde se busca la belleza y la eficacia de sus movimientos.
Es importante saber que los niños no evolucionan todos al mismo ritmo, ya que las cualidades de cada uno son diferentes; el nivel en Karate se demuestra, además de su color de cinta, con los actos y comportamientos en su vida diaria.