Un día, por la mañana, me levanto muy contenta, cantando, bailando, y me dan ganas de escuchar música. Busco en mi celular “música clásica”. Aparece Beethoven, Mozart, Brahms, Chopin, etc., muchas opciones... Elijo Chopin. El Nocturno Núm. 1 en Si Bemol menor, ¡Qué nombre tan largo y raro! Empieza a sonar el piano, suena tranquilo… Es un poco diferente a la energía que tengo en ese momento y digo: ¡qué aburrido!
¿En verdad es aburrida la música clásica? Muchas veces nos sentimos así porque elegimos la música incorrecta, para la situación en la que nos encontramos. Estoy segura de que conoces muchas piezas musicales escritas por grandes compositores, ¡y hasta las puedes tararear sin problema alguno! Busca: Para Elisa de Beethoven o La canción del Toreador de Georges Bizet. Sé que las has escuchado, tal vez en la radio, en la tele, en alguna película o caricatura. La música clásica está por todas partes.
Sé que algunas piezas tienen nombres difíciles de recordar, títulos raros, largos e incluso en otro idioma; no podemos, simplemente, escribir: “tan tan tan taaaaaan, tan tan tan taaaaaan”, y esperar que internet nos diga que es ¡La sinfonía número 5 de Beethoven! Necesitamos más información para saber qué queremos escuchar, y cómo encontrarlo, lo más sencillo sería empezar buscando por el nombre de los compositores, y descubrir su música, cómo suena, qué instrumentos utiliza, y qué carácter tienen sus piezas.
A través de la música podemos sentirnos libres, crear historias grandiosas, podemos imaginar en grande y pensar de mil maneras diferentes acerca de una misma cuestión. Podemos bailar, cantar, divertirnos, llorar, dormir, reír… Es por eso que quiero ayudarte a buscar la música ideal para por todas partes.
Lo primero que debemos saber es que la música que elijamos debe de coincidir con nuestro estado de ánimo, para que ésta pueda acompañarnos y podamos crear una conexión. Esto es muy importante, ya que si queremos acercar a l@s niñ@s a la música clásica, tienen que conectarse con lo que están escuchando. der crear estos mundos fantásticos, y para que tanto tú, como tus hijos, puedan explorar sus emociones a través de los sonidos.
Lo primero que debemos saber es que la música que elijamos debe de coincidir con nuestro estado de ánimo, para que ésta pueda acompañarnos y podamos crear una conexión. Esto es muy importante, ya que si queremos acercar a l@s niñ@s a la música clásica, tienen que conectarse con lo que están escuchando. Tenemos que poner mucha atención a lo que sienten, a su comportamiento, para así, poder hacer una buena elección y acompañarlos de la mejor manera.
Entonces, ¿qué compositor busco?, ¿con qué instrumentos?, ¿qué pongo en el buscador?
Tal vez, si ponemos “Mozart”, nos aparecerán muchas de sus obras, y éstas serán de carácter muy variado. Mozart no solo escribió música alegre, Chopin no compuso solo música nostálgica. Al igual que nosotros, son humanos y sienten, o sintieron, cosas distintas al escribir cada una de sus piezas. Por esta razón, quisiera darte los nombres de piezas que podemos escuchar, dependiendo de lo que sentimos, para que puedas guiarte y comenzar a encontrar música fantástica.
Si queremos divertirnos, estamos alegres, y tenemos mucha energía, podemos escuchar piezas como:
• Procesión de Sardar de Ippólitov-Ivánov • Allegro Barbaro - Béla Bártok
• Marcha Turca - Ludwig Van Beethoven • Primavera - Antonio Vivaldi
• Concierto para violín en La menor, BWV 1041: l. Allegro - Johann Sebastian Bach
• Verano Porteño - Astor Piazzolla
• Cuarteto de cuerdas en Fa Mayor II. Assez vif. Très rythmé - Maurice Ravel
Si estamos relajados, podemos escuchar:
• Tannhäuser: Overtura - Richard Wagner
• Invierno - Astor Piazzolla
• Danzas folclóricas rumanas Sz. 68 - Béla Bártok
• Estrellita - Manuel M. Ponce
• Un suspiro - Franz Liszt
• Mazurka Apasionata - Agustín Barrios Mangoré • Nocturno no. 1 en Do Mayor - Francis Poulenc
Si nos sentimos cabizbajos, está música nos hará buena compañía:
• El Lago de los Cisnes - Tchaikovsky
• Malgré tout (A pesar de todo) - Manuel M. Ponce
• Autumn Music 2 - Max Richter
• Balleto - Manuel M. Ponce
• Tema y Variaciones - Lili Boulanger
• Elegía - J. K. Mertz
• Un día de noviembre - Leo Brouwer
Cuando comenzamos a escuchar la música que hemos elegido, podemos platicar y jugar. A lo mejor la pieza que estamos escuchando suena a pepino o huele a pollo; tal vez suena a una batalla entre cactus y flores, o tal vez suena de color morado. Tenemos que tener la mente abierta para imaginar todas las posibilidades, sin miedo a imaginar en grande, como lo hacen los niños.
La música nos provoca muchas emociones y sensaciones, y podemos relacionarlas con muchísimas otras cosas (colores, sabores, olores, texturas, etc.). Esto nos ayuda a aprender mejor y de diferentes maneras, a resolver problemas de una manera más creativa, y por supuesto, la experiencia musical se vuelve mucho más interesante y divertida si jugamos, y más, si jugamos juntos.
Te invito a que explores, junto con tus hijos, el mundo de la música clásica, y hablen sobre qué les hizo sentir la música, si es que les gustó o no les gustó, si les recordó algún momento, o incluso, si ya habían escuchado esa pieza antes. Será muy divertido, y entre todos, aprenderán cosas nuevas, tanto de la música, como de ustedes mismos.