Durante la última parte del siglo XX, a principios de los años 80, ocurrieron en algunas ciudades del estado de California, Estados Unidos, varios casos de una “rara” infección, caracterizada por afectar a individuos homosexuales, aparentemente sanos, que presentaron infecciones por gérmenes –llamados oportunistas–, y que, consecuentemente, por el gran deterioro de sus condiciones generales, los llevaron a la muerte irremisiblemente. La identificación del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), como causa del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), es uno de los descubrimientos más espectaculares y trascendentes de la medicina moderna. Esto, debido a la magnitud del reto, el tiempo récord en el que se llevó a cabo la descripción, y por el inexorable pronóstico de muerte que, en un principio, suponía esta enfermedad, amén de las consecuencias sociales, económicas y políticas que se han desarrollado a su alrededor. Además, es un claro ejemplo de cómo el conocimiento generado en diversas áreas de la investigación biomédica básica, pueden converger para dar las herramientas y la información necesarias para dar origen a un descubrimiento con profundas implicaciones clínicas.
El inicio de la epidemia.
Los primeros casos de esta enfermedad ocurrieron entre homosexuales jóvenes, sanos, que tuvieron enfermedades oportunistas, como la neumonía por Pneumocitits carinii, infecciones extensas por Cándida albicans y lesiones precancerosas, como el sarcoma de Kaposi. Algunos casos mostraban linfaadenopatías generalizadas de causa desconocida y que precedían las infecciones oportunistas reportadas. Casos reportados en la revista Lancet y en el New England Journal of Medicine. Estos casos se acompañaron de inmunodeficiencia celular adquirida con una virtual ausencia de la subpoblación de linfocitos T, lo que esto se traduce en una incapacidad del organismo humano para defenderse del problema infeccioso adquirido. Cada semana aparecían de 5 a 6 nuevos casos y, pronto, fueron extendiéndose hasta configurar una epidemia. A medida que hubo más casos, se fue notando la presencia de gente homosexual, pacientes con hemofilia, usuarios de drogas intravenosas, haitianos y receptores de derivados de sangre, por lo que la vía de transmisión era sexual y/o sanguínea. Grupos de investigadores en Europa y Estados Unidos intervinieron en la caza del nuevo agente infeccioso, hasta entonces, desconocido. En 1976 ya se había identificado el Factor de Crecimiento de células T, llamado después Interleucina 2 (IL-2), después en 1979, se aisló el primero retrovirus humano el HTLV-I, que fue después el agente causal de la Leucemia de células T, endémica en Japón. En 1982 se aisló el segundo retrovirus humano HTLV-II, a partir de leucemia de células peludas. En realidad el grupo del Dr. Gallo tuvo dificultades en aislar al germen causal, y fue el grupo del Dr. Luc Montagnier, el que sí lo logró, ya que él, Jean Claude Cherman y Francoise Barré-Sinoussi, estudiaban también retrovirus en el Instituto Pasteur de París.
El 3 de enero de 1983, Francoise Brun-Vezinet, colaborador de Montagnier, obtuvo una biopsia de un ganglio linfático de un joven homosexual con linfadenopatía, espécimen llamado BRU por el nombre del sujeto enfermo, y de ahí Francoise Brun-Sinoussi ayudó a encontrar al retrovirus implicado, que recibió el nombre por Luc Montagnier, como virus LAV (Lymphadenopathy Associated Virus). Como había varias denominaciones se formó en 1985 el Subcomité de Retrovirus Humanos presidido por Harold Varmus que en mayo de 1986 propuso, en la revista Science, el nombre de Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH). Robert Gallo, miembro de este subcomité, y Harold Essex, se negaron a firmar el documento. Ese mismo año el grupo de Montagnier aisló un nuevo retrovirus en pacientes con sida, proveniente del África Occidental, que se denominó VIH-2.
Existió una dura controversia, después, entre el grupo de Robert Gallo y el del Dr. Luc Montagnier, hasta que al segundo le fue otorgado del Premio Nobel de Medicina de 2008.
LUC MONTAGNIER (18-08-1932 – 10-02-2022)
Médico y virólogo francés.
Premio Nobel de Medicina 2008.
–El SIDA no conduce inevitablemente a la muerte–
– Uno de los descubridores del virus del SIDA.
– Aportación: Descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana
– Premios: Nobel en Fisiología o Medicina, Príncipe de Asturias, Scheele...
– Área: Virología – Padres: Antoine Montagnier y Marianne Rousselet
– Cónyuge: Dorothea Ackerman (m.1961)
– Hijos: Jean-Luc, Anne Marie, Francine
– Nombre: Luc Antoine Montagnier
– En una notable entrevista publicada en la revista Science el 24 de diciembre de 2010, el profesor Luc Montagnier, el virólogo francés codescubridor del virus del Sida, motivo por el que obtuvo el Premio Nobel en 2008, LUC MONTAGNIER (18-08-1932 – 10-02-2022) describe su nuevo trabajo que tiene importantes y significativas implicaciones para la homeopatía.
– Montangier, que es también fundador y presidente de la World Foundation for AIDS Research and Prevention, hace la siguiente aseveración para la Homeopatía y las dosis homeopáticas: “No puedo decir que la Homeopatía sea correcta en todos los sentidos. Lo que puedo decir ahora es que las altas diluciones son correctas. Las altas diluciones de algo no son nada. Son estructuras de agua que mimetizan las moléculas originales”.
– En un estudio que se publicó en 2009, Montagnier demostró que algunas secuencias de ADN bacteriano eran capaces de inducir ondas electromagnéticas, incluso a altas diluciones por encima de la 10 ^18. Este estudio fue una importante contribución a la base de evidencia creciente en investigación fundamental con relevancia directa para la Homeopatía.
– Montagnier se dispone a tomar el liderazgo de un nuevo instituto de investigación en la Jiaotong University de Shangai, y tiene en sus planes estudiar el fenómeno de las ondas electromagnéticas producidas por el ADN diluido en agua. Su equipo de investigación va a estudiar tanto las bases teóricas como sus posibles aplicaciones en medicina.
– En la entrevista, Montagnier dice que no puede proseguir sus investigaciones en Francia porque no dispone de subvenciones allí. Debido a las leyes de jubilación francesas, no le está permitido trabajar en una institución pública. Pero también hay otra razón. Cuando pidió fondos de otras fuentes le fueron denegados. Montagnier argumenta que hay una especie de miedo alrededor de este tema en Europa.
– En este contexto hace mención al Dr. Jacques Benveniste, un médico científico francés que llevó a cabo una investigación sobre las dosis homeopáticas. Montagnier lo ve como a un “Galileo moderno”: “Benveniste fue repudiado por todo el mundo, porque se hallaba muy avanzado a su tiempo. Lo perdió todo, su laboratorio, su dinero... Pienso que básicamente estaba en lo cierto, pero el problema era que los resultados no eran reproducibles al 100 %... Me han dicho que algunas personas han reproducido los resultados de Benveniste, pero tienen miedo de publicarlos debido al terrorismo intelectual de la gente que no los entiende.”
– Montagnier no está preocupado que sus colegas puedan pensar que ha girado hacia la seudociencia. Responde categóricamente: “No, porque no es seudociencia. No es curanderismo. Son fenómenos reales que se merecen un estudio más amplio.”
– El tiempo récord en el que se llevó a cabo la descripción y por el inexorable pronóstico de muerte que en un principio suponía esta enfermedad, amén de las consecuencias sociales, económicas y políticas que se han desarrollado a su alrededor. Además, es un claro ejemplo de cómo el conocimiento generado en diversas áreas de la investigación biomédica básica puede converger para dar las herramientas y la información necesarias para dar origen a un descubrimiento con profundas implicaciones clínicas.
DR. MANUEL EDUARDO JAIME CALDERÓN
MÉDICO PEDIATRA y MÉDICO HOMEÓPATA
Presidente Masaryk 134-201 Col. Polanco
Tel. 55-5403-8347
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