El conocimiento es la representación de una realidad. Toda forma de conocimiento aspira a la Verdad (para hacer cognoscible la Realidad de la manera más fidedigna). Según el grado de complejidad de la realidad, se necesita una forma o método de conocimiento diferente.
Ibn al’Arabi, el gran maestro sufí andaluz, del siglo XII-XIII, de nuestra era, dividía los conocimientos (también llamados ciencias) en tres niveles:
• El conocimiento intelectual, de la razón, obtenido por evidencia inmediata o por indagación.
• El conocimiento de los estados, obtenido por experiencia inmediata, por intuición directa y por percepción sensorial.
• El conocimiento de los secretos, obtenido por revelación, por experiencia espiritual; conocimiento que está por encima de los condicionamientos de la razón.
Jorge Wagensberg, físico contemporáneo españo, establece tres formas puras de conocimiento:
• El científico, que trata del nivel más bajo de complejidad. • El artístico, que trata niveles más complejos.
• El divino o revelado, aún más complejo.
Para Joseph Needham, algunos de los rasgos esenciales de una visión científica del mundo, son:
• El carácter cuantitativo (medición, clasificación, estadística).
• El concepto de identidad (de idénticas causas se siguen idénticos efectos).
• La tendencia hacia lo mecánico, el determinismo, el aspecto analítico, la ordenación metódica, la generalización, la simplificación. Defensores a ultranza, del método científico, no se dan cuenta de que la ciencia es una manera objetiva de reduccionismo de la realidad, pero que no es la realidad, porque ésta es mucho más compleja.
En las ciencias humanas, cuyo objeto es el hombre en toda su complejidad, la reducción nos aleja demasiado de los hechos: en ellas se utiliza la experimentación, en este método el investigador modifica las condiciones en que se desarrolla el fenómeno, y en el experimental, considera los fenómenos sin modificarlos.
La observación, de hecho, constituye uno de los aspectos más importantes del método científico, primer elemento ya introducido por los babilonios, y fueron los griegos los que añadieron el segundo elemento esencial, al encontrar una hipótesis o teoría que organiza los hechos observados, completada hasta el siglo XVII, por Francis Bacon.
La verificación científica es empírica e inductiva, y ésta consiste en la formulación de leyes generales, basándose en numerosos ejemplos concretos (lo opuesto a la deducción). Así la proposición adquiere el rango de hipótesis, no refutada suele llamarse teoría, y una teoría nunca refutada, se convierte en ley.
La ciencia fue un sistema empírico basado en la percepción sensorial, surgido como repulsa al racionalismo escolástico medieval. Su verdadero poder radica en la trascendencia de los objetos sensoriales, en su capacidad de elaborar hipótesis y teorías a partir de la experimentación; la ciencia moderna ha demostrado que el uso exclusivo del razonamiento es inadecuado para develar hechos empíricos. El método científico clásico nace a partir de la visión materialista de la realidad que presupone, entre otras cosas, la fijeza e inmovilidad de las leyes de las naturaleza, con lo cual se adapta bastante bien a aquellas partes de la realidad menos mutables, más inertes; pero cuando el objeto de análisis es el ser humano, un ser vivo que cambia, evoluciona, y está constituido por una fuerza autónoma que le permite el movimiento, el método científico resulta insuficiente, como si quisiéramos analizar el argumento de una película a través del análisis detallado de pedazo del rollo. El éxito del método consiste en hacer cognoscible lo desconocido.
Es una pretensión del método científico, la ilusión de que la realidad es abordable en toda su complejidad y cognoscible en su totalidad. La ciencia es, finalmente, un conocimiento cierto de las cosas por sus causas, que es demostrable, y que metódicamente ordenada, busca la Verdad.
DR. MANUEL EDUARDO JAIME CALDERÓN (papá de exalumnas de MdlC)
MÉDICO PEDIATRA y MEDICO HOMEÓPATA
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