En esta ocasión me gustaría tocar el tema de la poda sináptica, también conocida como poda neuronal o poda de axones, y para ello retomaré desde el concepto de neurona.
Las neuronas son las células del sistema nervioso, y su función es comunicarse con precisión, rapidez, y a larga distancia, con otras células del cuerpo, a través de impulsos eléctricos, para transmitir la información sensorial, y dar las órdenes motoras, que nuestro complejo organismo necesita. Hay diferentes tipos de neuronas para las distintas funciones del cuerpo, y cada una se compone de un núcleo y una serie de prolongaciones, una de las cuales es más larga que las demás, llamada axón, que transmite el impulso nervioso a través de una sustancia química –conocida como neurotransmisor–, y es justo a esta transmisión, que se le conoce como sinapsis.
El ser humano nace con aproximadamente 100 mil millones de neuronas –muchas más de las que utilizará a lo largo de toda su vida–. Desde que nace, y hasta concluir la adolescencia, el cerebro está en continuo desarrollo, hasta alcanzar su madurez hacia los veinte años.
De las 4 semanas de gestación, y hasta los dos años aproximadamente, el cerebro debe realizar unas 40 mil sinapsis por segundo (el doble que los adultos), ya que es durante esta etapa que debe aprender nuevas tareas conforme va creciendo y desarrollándose, lo cual le permitirá conocer su entorno y adquirir nuevos conocimientos, a gran velocidad.
A medida que va pasando el tiempo y que ha realizado ciertos aprendizajes, esas sinapsis dejan de ser necesarias, por ejemplo, aquellas que le permitieron completar el desarrollo del oído y la vista, por lo que alrededor de los seis años, disminuyen. Otras funciones, como la regulación emocional, la capacidad de inhibición motora y los aprendizajes abstractos, habrán concluido su desarrollo hacia los veinte años, al finalizar la adolescencia, y para entonces, la persona habrá reducido hasta un 50% el número de sinapsis en el cerebro. Todo esto explica porqué se pierden las habilidades y conocimientos que se adquirieron en la infancia, que se dejaron de utilizar.
El cerebro necesita reorganizarse constantemente para formar nuevas conexiones neuronales que le permitan adaptarse a su entorno, procesar la información, y optimizar nuevos aprendizajes, y para ello realiza una selección natural de lo que utiliza y no utiliza, de la misma manera que refuerza las más importantes, utilizadas y necesarias. De esta forma podemos observar cómo el cerebro favorece el desarrollo cognitivo, emocional y la conducta de los niños, conforme van creciendo.
La poda sináptica es el proceso por el cual se eliminan las conexiones sinápticas en el cerebro que no se necesitan y/o que no se utilizan; comienza regularmente en la adolescencia y continúa hasta los 20 años aproximadamente. Tal como vi en un video explicativo, la poda sináptica equivaldría a resumir, con las ideas más importantes, un texto compuesto por una larga lista de posibles ideas; o dicho de una manera más llana, en la poda neuronal, lo que no se usa, se pierde.
El trabajo más importante del cerebro durante la etapa prenatal es el desarrollo anatómico; de los 0 a los 3 años es la autonomía motora; de los 3 a los 10 es el desarrollo del lenguaje y el conocimiento de su entorno; y de ahí hasta el final de la adolescencia, a los 20 años aproximadamente, es el desarrollo de su identidad personal, cuando el cerebro ha alcanzado su máxima madurez.
Los periodos sensitivos y las tendencias humanas, de las que habla María Montessori, tienen mucho que ver con las conexiones neuronales y la poda sináptica, de ahí que lo que ella nombró mente absorbente, son ventanas de oportunidad, en donde la explosión de conexiones sinápticas facilita ciertos aprendizajes, y desarrollo de habilidades. En otras palabras, la poda sináptica no ocurre en todo el cerebro, al mismo tiempo: comienza por el área del desarrollo de los sentidos hasta llegar a las áreas de aprendizaje abstracto.
Cabe aclarar que en la poda sináptica las neuronas no mueren, sino que los axones con conexiones ineficientes, se retractan; y que la pérdida de sinapsis que se produce en la vejez, es producto de una degeneración de conexiones neuronales, y no así de un proceso regulador cerebral.
¿Qué significa todo esto? Que el cerebro tiene la capacidad de volver a hacer conexiones neuronales, es decir, que tiene la plasticidad para reconectarse y conseguir nuevas sinapsis, sin embargo, hay que considerar que será con gran esfuerzo y repetición, y sin lograr tanta perfección.
Podemos afirmar que la poda sináptica es necesaria para mejorar el procesamiento de información, ya que, con el ahorro energético, el cerebro se vuelve más eficiente y es capaz de hacer las conexiones adecuadas en las redes que necesita. Como niños, la poda neuronal contribuye a la adaptación del entorno y a la estimulación de la madurez de las funciones cognitivas.
Se sabe que la capacidad que tiene el cerebro para hacer conexiones sinápticas tiene que ver con una carga genética y con factores ambientales, es decir, con el estímulo externo, sin embargo, la poda sináptica básicamente tiene que ver con lo que se deja de estimular.
Todo esto nos lleva a enfatizar la importancia de facilitar los estímulos adecuados en cada etapa del desarrollo de nuestros hijos. Conocer un poco más acerca del desarrollo neurológico nos permite valorar todas las experiencias que ellos deben viven para construir sus aprendizajes, y cómo podemos favorecerlas: estimulando su curiosidad, permitiéndoles explorar su entorno, ayudándolos a que hagan las cosas por sí mismos, dejándolos equivocarse para que encuentren soluciones, y dándoles espacio para que desarrollen su creatividad.
Si queremos que nuestros niños desarrollen una memoria a largo plazo, hay que ofrecerles aprendizajes significativos; y si queremos que conserven algunas habilidades, hay que seguir entrenándolas, cuando menos, hasta finalizar la adolescencia.
Es, por todo esto, que la personalidad se construye durante la infancia y la niñez, y que se desarrolla la libertad, la independencia, la autoestima, la libre elección, la empatía y la responsabilidad.